Hoy no celebramos un género musical cualquiera. Hoy se enciende un fuego que nunca se apagó. El Día Internacional del Rock no es solo una fecha: es un grito eterno, una trinchera para quienes no aceptaron callar. No se trata de acordes, se trata de actitud. De nacer distinto, de vivir con el alma rota y el amplificador al máximo. Este texto no es un homenaje: es una declaración de guerra contra el olvido, contra la comodidad, contra todo lo que nos quiso domesticar.
El Rock No Se Celebra, Se Siente: Una Carta a los que Nunca Encajaron
Hoy no se celebra un género musical.
Se celebra una forma de nacer distinto.
De mirar al mundo con las cejas fruncidas y los puños cerrados.
Hoy es el grito de millones que nunca encajaron, pero encontraron un lugar en medio del ruido.
El rock no fue diseñado para agradar. Fue hecho para incomodar, para romper lo establecido, para decir lo que nadie se atrevía.
No nació en oficinas de disqueras ni en playlists de algoritmo. Nació en garajes sucios, en bares oscuros, en almas rotas que necesitaban decir “aquí estoy, y no me pienso callar”.
Ser rockero no es tener una camiseta de los Ramones. Es haber entendido el dolor en la voz de Janis, la rabia de Cobain, la belleza sucia de Bowie, la revolución elegante de Queen.
Es saber que un solo de guitarra puede doler más que un recuerdo.
Que una letra puede salvarte justo antes del abismo.
El rock no murió.
Se refugió en los verdaderos.
En los que no bailan por likes, en los que no hacen playback, en los que no piden permiso.
El rock está en cada tipo que pone un vinil cuando todo el mundo está scrolleando.
En cada mujer que agarra una guitarra y escupe su historia con distorsión.
En cada lágrima que cae cuando suena “November Rain” o “Love Will Tear Us Apart”.
Hoy es nuestro día.
El de los que no siguen modas, el de los que viven con el corazón desgarrado y el volumen hasta que truene el alma.
El de los que no quieren encajar, porque nacieron para romper el molde.
Feliz Día Internacional del Rock.
Porque aunque pasen los años, hay cosas que nunca van a dejar de doler… ni de sonar.
Lo demás… es historia.
Autor: Anónimo, tomado de Facebook
Conclusión
El rock no necesita trending topics ni aniversarios para seguir vivo. Respira en quienes aún sienten vértigo con una canción, en quienes prefieren la distorsión a la perfección. Hoy no es solo un día para recordar. Es un día para reafirmar que seguimos aquí: rebeldes, honestos, rotos y ruidosos. Que el rock no murió... simplemente dejó de pedir permiso.
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